Sala IV Alicante tierra y mar de sal


Esta muestra anexa a la exposición El Reino de la Sal. 7.000 años de historia de Hallstat,  pretende realizar un sencillo homenaje a la ancestral e histórica conexión existente entre la provincia de Alicante y la extracción de la sal, que han formado un binomio indivisible a lo largo del tiempo, creando entornos únicos, rebosantes de vida. Tanto en la costa, como en el interior de la provincia, la sal ha sido parte fundamental de nuestra economía, de nuestra sociedad y de nuestro ritmo de vida y costumbres, siendo utilizada por nuestros antepasados para múltiples usos y como medio de obtención de riqueza con su distribución y comercio, formando parte de la identidad que nos configura como alicantinos.

 

Los paisajes de la sal

Entre las salinas marítimas, Santa Pola, con las salinas de Bonmatí-Pinet, Bras del Port y Múrtulas, y la que conforman las lagunas de La Mata y Torrevieja, también llamada la Laguna Rosa por el tono que adquiere la salmuera, constituyen el gran espacio salinero de nuestra provincia en la actualidad. A estos paisajes podríamos añadir el área de Agua Amarga y las salinas de Calp, con su gran laguna marítima. Pero no sólo hay espacios de sal en la costa. Alicante cuenta en el Cabezo de la Sal de El Pinós con una de las minas de sal gema o de halita más importantes de la provincia, extrayéndose mediante minería subterránea, excavando galerías hasta llegar a la sal. Alicante cuenta además con el Salero Viejo o Salero de la Redonda,  el Salero de Penalva y el Salero Nuevo o de la Fortuna en Villena, un caso singular de explotación alimentada por manantiales cuyas aguas poseen una salinidad muy superior a la del agua de mar.

 

La sal en la antigüedad de Alicante

Aunque no se conocen para la Prehistoria de Alicante indicios de explotación de la sal, es razonable suponer que no serían ajenas al consumo de la sal que parece darse en toda Europa durante la Edad del Bronce. En época ibérica, para conservar alimentos perecederos como el pescado y la carne, se utilizaba la sal así como también para elaborar salazones de pescado en las zonas costeras. En la Illeta dels Banyets (El Campello) existen indicios que nos informan que la sal era un elemento muy importante durante el siglo  IV a. C. En época romana, la sal era indispensable para la actividad salazonera que se llevaba a cabo en yacimientos como el de Picola, situado en el Portus Ilicitanus (actual Santa Pola), donde se localizó una factoría de salazones en la que se maceraba el pescado con sal para obtener salsamenta (carne de los peces salada) y salsas de pescado.

 

 

 

Gabelas y Alfolíes de la sal

En el período islámico la sal era un producto común, de fácil acceso, que se extraía de pequeñas explotaciones denominadas al-mallaha (salinas) durante los meses de junio a septiembre. Con la creación del Reino de Valencia la sal alcanza un rango prioritario al convertirse en un medio de captación fiscal sobre los señores y la población del Reino, a través de los puestos de venta de la sal o gabelas. En época Moderna la sal se almacenaba y distribuía a través de la Casa del Rey o Alfolí de la Sal, como el que existió en el puerto de Alicante en 1591. El escudo de este singular edificio está expuesto ahora a la entrada de la sala de Moderna y Contemporánea del MARQ. Entre las minas de sal gema, alcanzan gran protagonismo las salinas de Manuel y Cerro de la Sal en El Pinós, descritas por el botánico Josep Cavanilles en el siglo XVIII como una mina inagotable de sal y única en su especie por la forma exterior.

 

 

 

 

La industrialización salinera 

El desarrollo de los transportes y de la industria química en el siglo XIX hace que las salinas se conviertan en los mayores exportadores de sal para la industria alimenticia.  A finales del siglo XIX y principios del siglo XX surgen las primeras empresas dedicadas a la producción salinera como la Sociedad Anónima Compañía Arrendataria de las Salinas de Torrevieja entre 1897 y 1922, la puesta en marcha en Santa Pola de las Salinas del Pinet a partir del año 1906 a cargo de José Bonmatí Más y, posteriormente, por la Unión Salinera de España, S.A., o las salinas marítimas de Bras del Port S.A., impulsadas desde el año 1900. También empezaron a funcionar nuevas áreas en otros puntos de la provincia, como ocurrió con el Salero Viejo, el Salero Nuevo y el Salero del Polovar en Villena, puestos en marcha mediante subasta en el año 1872, como la iniciativa surgida en el Saladar de Agua Amarga o la reapertura en el año 1917 de las salinas de Calp.