Birreme

 

 

 

De tamaño, apariencia y material modesto, sin embargo se trata de una pieza excepcional ya que es el primer ejemplo de una representación en tres dimensiones de un navío antiguo en la Península Ibérica. Se conserva incompleta, pero los elementos son suficientes para determinar que se trata de un modelo bastante fidedigno, de casi 21 cm. De longitud, de una birreme (dos filas de remos superpuestos) que también contaría con velamen. Es de destacar el arranque de un espolón en la proa sobre el que se grabaron ojos en ambos lados como símbolo propiciatorio para la navegación. La forma de la embarcación y ciertos detalles constructivos parecen abogar por considerarlo un barco de guerra muy probablemente cartaginés del siglo IV a.C., fecha en la que se encuadra el contexto arqueológico en el que apareció y período en el que el poblado ibérico presenta una fase de marcado desarrollo.

 

En otros puntos del Mediterráneo, los barcos de terracota son considerados exvotos, ofrendas a las deidades depositadas en los santuarios como señal de gratitud por una buena travesía o para favorecer el éxito de un viaje futuro. Es posible, por tanto, que la presencia de este barco de barro tenga el mismo significado ya que además se conocen otros dos fragmentos hallados recientemente en el mismo yacimiento. Un poblado que presenta una destacada actividad comercial con embarcaderos situados en el interior de la Albufereta que, gracias a los análisis sedimentológicos, tenía en aquella época, siglos V y IV a.C., suficiente calado para que se adentrasen barcos de gran tamaño.

 

               


 

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