El paso del tiempo

 

 

 

 


 

 

 


 


El bullir de las actividades diarias de los habitantes de Monforte, venía regulado por el acompasado transcurrir de las horas que simbolizaba la maquinaria del reloj del campanario de la Iglesia, ubicada ésta sobre el montículo que preside la villa. Desde esta atalaya privilegiada, donde convergen calles y callejuelas en espiral, el día solar era fraccionado, armonizando los ritmos vitales y las labores agrícolas, a la par que las ceremonias religiosas.

 

La historia de la villa se construye en torno a vías ancestrales, caminos reales y acontecimientos históricos, como su participación en la guerra de Sucesión, lo que le valió la concesión del Toison de oro que orla su escudo.