Con los últimos rayos del sol mediterráneo, llegaban al Museo Arqueológico las cerca de doscientas piezas que nos permitirán conocer hasta enero próximo un poco más la enigmática cultura maya. La exposición, con un diseño espectacular, nos sumerge en la selva, en sus imponentes templos y palacios, que tantos misterios esconden aún entre sus muros. Los mayas habitaron la Península del Yucatán. Su cultura se desarrolla en la actual Guatemala, Belice, México, El Salvador y Honduras. Alcanzó su máximo esplendor durante el primer milenio antes de nuestra era, cuando los reyes se convierten en divinidades y gobiernan ciudades como Tikal, Palenque, Copán o Calakmul.

Estos imponentes vestigios de la civilización maya se distribuirán en las tres salas temporales del Marq. Así en la primera nos sumergiremos en la arquitectura monumental de las pirámides y en los secretos de una escritura jeroglífica dispuesta en estelas, dinteles, altares o en preciosos recipientes de cerámica; y conoceremos sus calendarios, basados en un conocimiento matemático y astronómico excepcional.

En la segunda sala recorreremos el interior de un templo maya, con sus características bóvedas, para acercándonos al llamado Periodo Clásico, saber de la importancia del rey divinizado y de su corte de nobles, escribas, músicos y sirvientes.

El simbolismo maya inspira el ambiente de la tercera sala: estelas, paneles y esculturas monumentales y la espiritualidad de las pinturas de San Bartolo.

En la Sala Noble de la Biblioteca nos adentraremos en el resultado de las investigaciones y excavaciones de las misiones arqueológicas españolas en Guatemala y, en particular, de las aportaciones y trabajos llevados a cabo en la actualidad por los equipos de especialistas de la Universidad Politécnica de Valencia.  

La sabiduría, las costumbres y las ciudades mayas encierran todavía un enigma fascinante que arqueólogos e historiadores aún no han sido capaces de descifrar. Muchas de sus claves, a partir del 25 de mayo, estarán en el Marq.